¿El problema es Google… o tu reputación online?
Imaginemos la situación:
Unos señores (o señoras) buscan su nombre en Google. El buscador devuelve resultados con información pública existente en internet. El contenido no les agrada: embargos, sanciones, antecedentes judiciales o menciones poco favorables.
La reacción inmediata es intentar borrar esa información en los sitios donde aparece.
Pero pronto descubren que esa información está publicada en fuentes oficiales como el Boletín Oficial del Estado (BOE) o boletines autonómicos, lo cual complica bastante su eliminación. Al no poder modificar ni suprimir dichos datos, muchos optan por señalar a Google como responsable, iniciando denuncias o peticiones de desindexación.
¿Es Google responsable del contenido?
Aquí hay un malentendido habitual. Google no crea ni aloja el contenido, simplemente indexa lo que ya existe públicamente en la red. Pretender que Google borre enlaces de documentos oficiales equivale a exigirle que modifique la historia.
Además, olvidan que la publicación en boletines oficiales no es secreta: todas las bibliotecas municipales (al menos en ciudades medianas o grandes) reciben el BOE en formato impreso o digital, lo archivan y lo ofrecen como consulta pública.
¿Qué solución real existe?
La respuesta lógica no es perseguir al buscador, sino trabajar activamente la reputación digital. Esto se consigue contratando a un profesional especializado en Reputación Online o SEO avanzado, que pueda:
- Crear y posicionar contenido positivo o neutro.
- Desplazar enlaces negativos a posiciones más bajas.
- Trabajar la marca personal o profesional de manera estratégica.
- Utilizar herramientas legales como el Derecho al Olvido, en los casos en que proceda.
Hoy en día es relativamente sencillo desplazar resultados no deseados en Google, incluso si provienen de boletines oficiales, mediante una combinación de SEO, contenido de valor y presencia digital activa.
¿Por qué entonces se denuncia a Google?
A menudo estas denuncias esconden intereses ocultos:
- Llamar la atención mediática.
- Crear presión sobre buscadores o instituciones.
- Generar debates sobre privacidad y acceso a la información.
- O incluso, en algunos casos, obtener notoriedad política o empresarial.
Datos finales que todo SEO debe conocer:
- El BOE y otros boletines oficiales no se pueden eliminar.
- Google no es responsable del contenido, solo de su indexación.
- La solución está en una buena estrategia de reputación digital.
- Un buen profesional SEO puede ayudarte más que un abogado (en muchos casos).
Recientemente he tenido que abordar un problema de este tipo, la solución normal suele ser deposicionar los resultados difamatorios posicionando páginas por encima, pero si hay una manera de retirar contenido de google, y es lograr si es posible, al menos yo lo consigo de vez en cuando es pidiendo la retirada del contenido difamatorio en la web original, si se consigue, google retirará el contenido a su vez en cuanto actualice explore de nuevo el sitio.
ahora bien es más rápido difamar que retirar las difamaciones. Saludos!
Como ya te comenté en otra ocasión, el problema de esa pŕactica es la posible exacerbación de la persona que ha escrito ese contenido negativo para tu cliente (dejemos que sean los jueces los que digan si es un contenido difamatorio).
Pero claro, cada caso hay que tratarlo de forma individualizada.
Hay que verlo con buenos ojos. Google desea lo mejor para el usuario.